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La Regulación Natural de la Natalidad, Verdadera Prevención del Aborto

Dra. Montserrat Rutllant –  Dra. Raquel Santiago –  Dr. Fernando Trullols

Barcelona, 2010

I Simposium Internacional  ‘ Derecho a la vida, derecho a la muerte’ (Hospital de la Cruz Roja, Barcelona)

En diversas ocasiones, personas que trabajan en el amplio campo de la fecundidad humana e incluso en el mundo de la política y el pensamiento, han afirmado que el medio más eficaz para establecer a nivel mundial una profilaxis del aborto, es una generalizada difusión de la contracepción. Desde la opinión de Simon de Beauvoir: ‘Sólo existe un medio de suprimir el aborto y sus estragos: autorizar a las mujeres a que se protejan eficazmente contra los embarazos no deseados’  hasta las más recientes de Simone Veil: ‘Nuestro objetivo es que la generalización de la contracepción limite progresivamente el número de abortos’, las opiniones en este sentido han sido ampliamente compartidas.

Sin embargo, estas afirmaciones, de una lógica aplastante, deben contrastarse con la realidad presente en muchos países. ¿Son todos los métodos contraceptivos una real prevención del aborto? o ¿son contrariamente, por la filosofía ‘contra-vida’ o antinatalista que los inspira, el mejor caldo de cultivo para el posterior deterioro del respeto a la vida y en consecuencia para la implantación del aborto? ¿Son los métodos de la contracepción artificial una verdadera prevención del aborto o son, como preveía Gandhi, ‘una trampa mortal para la persona’? El examen atento de la actual realidad mundial nos responderá a estas preguntas.

Después de una encuesta mundial, el Planning Familiar en su Boletín de Marzo de 1972 escribía: En un país en el existe un programa nacional de Planning Familiar la tasa de abortos aumenta (legales o ilegales)’.

En los Estados Unidos el informe Kinsey decía: ‘Hemos encontrado la más alta frecuencia de abortos provocados en el grupo que utiliza con mayor frecuencia los anticonceptivos’.

Un fenómeno semejante ocurre en Suecia donde en junio de 1938, con la evidente esperanza de terminar con el aborto criminal, legalizaron la contracepción y, sin embargo, el número de abortos legales no ha cesado de aumentar y los ilegales siguen existiendo ampliamente (3.528 en el año 1963, 11.060 en 1968,  26.000 en 1973). En 10 años el aborto se multiplicó por ocho.

El Consejo Superior de Información Sexual francés publicaba en su revista de enero de 1979 los resultado de un estudio-encuesta entre mujeres que pedían una interrupción de embarazo; la conclusión a que llegaban era:  ‘la contracepción no es un factor de disminución del aborto’.

¿Qué explicación razonable podemos encontrar para este fracaso de la anticoncepción como profilaxis del aborto? La explicación es sencilla; la legalización y amplio apoyo publicitario que la contracepción ‘tecnica’ ha recibido, ha hecho que un gran número de personas hayan acabado  por adquirir una fe ciega en las soluciones científicas y técnicas al problema de la anticoncepción, y cuando ocurre un fallo y se produce un embarazo no deseado, estas mismas personas exigen una solución técnica y científicas a este fallo del que no se sienten en absoluto responsables.

El periodista Toulat se expresa así en un amplio estudio sobre el tema.  De hecho la mentalidad derivada de la contracepción no favorece la acogida de la vida. La palabra misma evoca una oscura hostilidad contra el embarazo. Es un medio de ‘protección’ , de defensa contra el niño considerado agresor, y si aparece estamos antes un caso de ‘legítima defensa’, En cambio, aquellos que para regular los nacimientos se han comprometido con una conducta que respeta la biología de la mujer y su fecundidad y que, por otra parte, se imponen un esfuerzo de dominio de sí, parecen mejor preparados para una concepción imprevista. La pareja no puede echar la culpa al médico porque es autónoma.

¿Por qué mecanismo se favorece este mayor respeto a la vida en los cursos de aprendizaje de Métodos Naturales? Para contestar esta pregunta tenemos que referirnos al conceptos que para nosotros, que trabajamos en Regulación Natural de la Fertilidad, tiene el concepto tan ambiguamente usado de Planificación Familiar.

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Planificación familiar es contraponer la paternidad consciente a la paternidad espontanea o exclusivamente biológica; o dicho de otra manera, ejercitar nuestras capacidades intelectuales en un terreno que hasta hace poco se había considerado fuera del arbitrio de la inteligencia.

La Planificación Familiar puede ser restrictiva cuando existen razones que lo aconsejen o puede ser una natalidad buscada como en los casos de baja fertilidad.

Por poco que profundicemos en el estudio de la Anatomía y Fisiología de los órganos sexuales del hombre y de la mujer y estudiemos su compleja regulación (ovario y testículos necesitan control de eje hipotálamo-hipófisis y aún no conocemos bien el papel de los factores de liberación…) nos daremos cuenta de cuán desatinado es pensar que un mecanismo tan cuidadosamente preparado por la naturaleza para un fin concreto pueda, sin gran riesgo, distorsionarse de esta finalidad extrayendo sólo la parte que nos conviene y abandonando el resto sin miramentos.

Si la naturaleza no hubiese pensado que el hombre, ser racional, podía con su razón conducir adecuadamente su instintividad sexual, habría podido proporcionarle un instinto más ‘animal ‘ con sus épocas de celo, su condicionamiento hacia la reproducción, etc.; o si el objetivo prioritario hubiese sido la obtención de placer, no habría sido necesario complicarlo tanto fabricando una matriz que continuamente se renueva y prepara como la tierra esperando la simiente; ni el hombre necesitaría de unos órganos sexuales secundarios (próstata y vesículas seminales), destinados únicamente a formar el carburante y adaptar el medio que el gameto masculino necesita para poder llegar a fecundar el óvulo, y no para obtener una fuente barata de placer.

Otros intentos ha hecho el hombre para utilizar alguno de sus organos en una función diferente a la suya propia, pero han sido intentos más bien desgraciados. Pensemos lo que ocurre cuando el pulmón, órgano destinado a captar oxígeno, se utiliza repetidamente para la aspiración placentera de nicotina…

Tener en cuenta estos hechos, no significa no valorar la importancia fundamental del amor como causa del matrimonio y, por tanto, de la familia: dos personas primero se enamoran, después se aman y la consecuencia normal es querer prolongar este amor en la familia.

Este fue el motivo por el que al valorar conjuntamente la dimensión psicológica (capacidad de relación con otros), y la biológica (capacidad de dar lugar a otro) de la sexualidad humana, nos decidimos a profundizar en el tema de los métodos naturales de regulación de la natalidad, porque si la naturaleza ha hecho a la mujer fértil sólo unos pocos días al mes, controlar estos días es evidentemente la forma más lógica y natural de controlar la fecundidad.

Es verdad que los métodos naturales requerirán una explicación más laboriosa por parte del médico. No obstante, este inconveniente ha sido superado en algunas experiencias aconsejadas por la Organización Mundial de la Salud de preparación de monitores, a veces matrimonios con experiencia personal en este tema, otras veces profesionales que se preparan para ayudar a resolver las dudas de las parejas en la época de aprendizaje de un método natural.

Otro problema que se planteó, podría ser la resistencia masculina a aceptar que en las épocas de aplicación de un método natural sea la mujer la que conduzca la sexualidad de la pareja, pero también este inconveniente demuestra la experiencia que puede ser solventado con la motivación conjunta de los cónyuges.

Diríamos con el Dr. Sanjuán que  »el compromiso psíquicos implicado en los métodos del control de natalidad, no consiste en la inhibición de la libertad, sino en la liberación de la generosidad, deseo irreprimible que sacrifica la propia ganancia en aras de una más oportuna donación, desprovista de urgencias instintivas. No se trata, pues, de un ‘aquí y ahora’, programado o no, para saciar anónima y fugazmente un apetito, sino de un aplazamiento dialogado y configurado por unas circunstancias  que, en su momento, salvándole de la rutina, gratificará con largueza la espera compartida».

Finalmente, un punto que es necesario dejar claro: en cualquier programa de Planificación Familair podemos involuntariamente caer en la tentación generalizadora de que la natalidad es en sí misma un problema, con la consiguiente propagación del desencanto anti-natalista que está ya sufriendo nuestro mundo occidental, colaborando al ya preocupante envejecimiento de nuestra población. Por eso, es necesario que los responsables de la salud dejen claro que la natalidad en sí misma es un hecho positivo y normal, al que sólo cuando se convierte en un ‘problema sanitario, social, etc’  es necesario aportar soluciones.

También es necesario insistir en que esta acción sanitaria tiene que dirigirse hacia una amplia orientación familiar con real ayuda sanitaria y ética a la familia y a su problemática: respeto absoluto de los derechos del binomio madre-hijo durante la gestación y lactancia especialmente, facilidades de vivienda, enseñanza y ayuda económica en las situaciones difíciles, etc.

En un curso de Métodos Naturales se instruye a las personas sobre la interacción entre respeto, el autoconocimiento y la comunicación en la pareja: ¿qué ambiente puede ser más favorecedor para educar en el respeto a la vida ya concebida, aunque esta vida no haya sido programada?

Por eso uno de los puntos en los que la WOOMB (Organización Mundial de Métodos de la Ovulación-Billings) insiste es en que la actitud de la instructora tiene mucha importancia en la aceptación y uso acertado de estos métodos, y es esta misma instructora de Método Naturales la que difícilmente separa éstos de un respeto mucho más global por la persona humana y por la vida del no nacido.